12.8.13

Capítulo 6: Engañada


Es entonces, cuando crees que el mundo se te escapa de las manos y la única solución que hay es echarle la culpa al corazón, que, como un niño, se encapricha de las cosas sin olvidarlas fácilmente.



Demasiada tensión. Aroa se descontrola y tira un vaso por culpa de su nerviosismo. La coca-cola se vierte encima de Natalia quien, con un grito ahogado, se aparta de Álvaro bruscamente. Lucía y Vero miran la escena sin decir nada.
-Lo siento mucho, Natalia.-Aroa se levanta y, agitada, empieza a limpiar lo que está a su alcance. El vestido blanco de Natalia está manchado por completo. Álvaro mira la escena con gesto sorprendido. No sabe qué decir. Natalia parece furiosa. Cierra los ojos y mueve la cabeza. Al abrirlos, su expresión se ha suavizado.
-Tranquila, Aroa, no pasa nada.-Parece recuperar el control de la situación.-Tan solo es ropa. ¡Qué se le va a hacer!
Y le dedica una sonrisa un tanto gélida.
-Bueno. Creo que me marcho ya. Le dije a mi novio que hoy hablaríamos. -Miente sin mirar a nadie y recoge sus cosas con rapidez haciendo incapié en la palabra ''novio''.-Además, estoy cansada. Lo siento mucho a todas. Buenas noches.
Aroa no da tiempo a que hable nadie. La función ha terminado por hoy. Pero el telón aún no se ha cerrado. Camina rápido por las calles ya oscuras tratando de aclarar sus sentimientos. ¿Está enfadada con Natalia? Tal vez, le gustaría que ella se lo hubiera dicho en cuanto antes. O, al menos, alguna de las chicas. ¿Y qué hay de Álvaro? Con él sí que está furiosa de verdad. Primero la besa, la reprocha su relación haciéndole creer que le importa algo y luego se morrea con una de sus mejores amigas delante de ella. Así no se juega. Eso es hacer daño. Pero bueno, ella no es quien para reprochar nada. Ella fue la que quiso dejarlo con él y con las consecuencias que conllevaba. ¿Acaso está dolorida? Quiere creer que no está celosa. Niega con la cabeza apartando aquel pensamiento y continua defendiendo que tenían que habérselo avisado. Esas cosas duelen. Al fin y al cabo, sigue siendo su ex.
Llega a casa de Lucía. Abre la puerta tratando de hacer el menor ruido posible, pero los padres de Lucía no están. Se habrán ido a cenar. Se siente sola, pero no le importa. Se encierra en su cuarto y se apoya contra la puerta hasta que termina de rodillas en el suelo. Siente una presión en el pecho, y nota que empiezan a aflorar las lágrimas. Trata de ahogar el llanto. Un error. Las lágrimas ya ruedan por sus mejillas. Se siente herida. ¿Traicionada?
Se seca con el dorso de la mano y se arrastra hasta el portátil tratando de distraerse. Tiene un mensaje en la bandeja de entrada de su correo. Lo abre. Es de Adrián. Espera que su novio pueda alegrarle la noche. Lo lee.


¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez? Cuando te dije que no tenía miedo a nada. Yo era valiente. Pero tengo que decirte que me siento cobarde por primera vez. Cobarde porque no quiero escuchar tu voz y prefiero escribirte por aquí. Me siento una mierda y no quiero hacerte daño, pero el error ya está hecho y ya no se puede volver al ayer. No te puedes imaginar lo mal que me siento, lo que me jode haberte hecho daño y haberte fallado. Lo que me jode no cumplir una promesa tuya.Pero aunque creas que no, me importas mucho y no iba a esperar a que volvieras y fingir que no ha pasado nada, que no te he fallado, que no te he mentido, que no te he engañado. Lo siento. No tengo palabras para definirlo. Sé que soy un mierda y no te mereces que esté a tu lado. Siento que te hayan vuelto a fallar.Eres grande y espero que encuentres una persona que sí te merezca de verdad. No pienses que no te amo. Sigo enamorado de ti. Y, aunque nunca quise hacerte daño, se me fue de las manos.No te estoy pidiendo perdón. No quiero que me perdones porque sé que no me lo merezco. Un error ha cambiado mi vida y soportaré las consecuencias. Supongo que ya nunca desearé despertar a mi realidad para verte dormir a mi lado, porque ya nunca estarás aquí.Solamente te pediría un favor. Sólo uno. Vive al máximo tu vida. No sufras por nadie. Y busca a alguien que realmente sea para ti, no a capullos como yo. Ni a capullos como él. Te quiero. Buenas noches, pequeña.

Adrián


Con furia, apaga el portátil y, las lágrimas vuelven a rodar con rabia por sus mejillas. Siente un dolor agudo en el pecho y se descompone como una niña pequeña. La respiración se acelera, se agita y su corazón se alborota. Le arden las mejillas con cada lágrima que derrama. Traicionada. Decepcionada. Engañada. Cae doblada al suelo y las lágrimas ya le impiden ver con claridad la realidad. Pero no sus recuerdos. En su mente aparece escena tras escena, como una película, todo lo sucedido últimamente. Berrea. Gime. Y se pone más furiosa al pensar que no se va a solucionar nada así. Que está perdida. Y sola. 
Cada palabra de ese mensaje golpea su mente y la aturde hasta confundirla por completo. Hasta hacerla llorar más y más. Otra lágrima. Otra. Otra más. Hasta hacerla enloquecer de dolor. 
Y la función ha terminado. Ahora sí, se cierra el telón.


♥♥♥

Mañana cálida. Mañana extraña. Tal vez para abrirse a nuevas experiencias.Tal vez para empezar a amar...
El despertador suena y Vero lo apaga con agilidad. En realidad, ya estaba despierta y no le cuesta nada madrugar. Baja enérgica a desayunar. Sus padres aún duermen. A veces, le gusta estar sola. Se termina el desayuno y corre a arreglarse un poco. Se cepilla los dientes. El pelo despeinado le cae ondulado por la cintura y lo único que hace es maquillarse suavemente. Rápidamente,se coloca unos jeans ajustados y una camiseta estampada. Coge un bolso,que se encuentra en un perchero y mete su cuaderno de inglés, su cartera, sus auriculares y su móvil.
Vero baja las escaleras con ligereza,rápida y vivaz mientras se echa un vistazo en el espejo del salón. Perfecta. Se coloca sus auriculares y cierra la puerta. Sube la música y echa a correr.Ya llega demasiado tarde
Espera en la parada del autobús. Es horrible tener que ir a clases particulares, pero su madre la ha obligado. Lo cierto es que el inglés se le da fatal y ha suspendido. Su mirada se dirige hacia la derecha. No sabe por qué, pero siente que alguien la está mirando. Y no se equivoca. Un chico alto le dedica una intensa mirada. Vero mira sus ojos negros. El chico es guapo. Mucho. De pronto, parece que en sus labios se dibuja una sonrisa traviesa que descoloca a Vero. Pero, ¿qué le pasa? Siente una violenta sacudida en el pecho que la deja sin respiración. Le arden las mejillas y su pulsación se dispara. Aparta la vista, algo abatida. Pero mira de reojo al chico que, distraído, se pasa la mano por el pelo. El gesto es terriblemente sexy y hace que Vero se sienta fuera de juego. Nadie había causado este efecto en ella y no iba a permitir que nadie la dominara. Ella también sabía jugar sucio. 
El autobús llega y Vero se levanta de un salto. Con elegancia, se pasea delante de él sin dirigirle una mirada. Y se contonea exageradamente. Sabe de sobra que él la está mirando. Sonríe con superioridad. Punto para ella.
Pero, ¿dónde está ahora el abono? Lo tenía en el bolsillo y ya no está. El conductor la mira con impaciencia y parece que va a decirla algo.
-Perdone, mi amiga es muy despistada. Se va dejando las cosas por ahí.
El extraño chico aparece por detrás, con el abono de Vero en la mano y se lo da dedicándola una mirada divertida. Sus ojos oscuros brillan y Vero no da crédito. Debe de haberse caído durante el numerito. Qué vergüenza. A Vero le arden las mejillas con fuerza y no se atreve ni a mirar al conductor. Ese chico ha roto sus esquemas y ha conseguido que se descompusiera. Algo nuevo para ella. Por si fuera poco, el chico ha decidido sentarse a su lado. A Vero le tiemblan las piernas y casi no puede reaccionar. Al fin su parada. No puede ser. Él también se baja aquí. Vero se levanta y un frenazo hace que sus cuerpos queden peligrosamente cerca. Ella siente su aliento acariciando su cuello y sus mejillas vuelven a arder violentamente. Su corazón se alborota y siente un escalofrío que recorre su cuerpo entero. El chico parece acariciarla con la mirada. Y le dedica una irresistible sonrisa que hace que Vero se quede aún más inmóvil. Se siente ridícula e indefensa. Pero ¿quién es este chico? ¿Y qué tiene para causar este efecto en ella? Cuando al fin consigue reaccionar, aparta de su mente aquella oscura y ardiente mirada y se baja del autobús.



Son las diez de la mañana. El misterioso chico de Lucía dijo que estaría a las doce en Sol. Y ella tiene una cosa clara. Ese chico la atrae mucho y por un día, piensa dejar la timidez a un lado y presentarse con todas sus armas. Tal vez él sea el adecuado. Y eso solo lo descubriría yendo. Y eso es lo que iba a hacer.

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