2.9.13

Capítulo 9. El mensaje.


Ni uno mismo es dueño de sus sentimientos, un buen día todo cambia sin saber por qué...


-¿Te acuerdas de esta canción?-Víctor está frente a Aroa y le mira, con expresión abrumada.
Aroa agacha la cabeza , se siente incómoda y se dedica a asentir brevemente. ¿Cómo podría olvidarla?
-Te ha hecho daño, ¿verdad?-Víctor suelta de pronto un bramido y su mirada castaña se torna violenta. Aroa no entiende nada y le escucha con curiosidad.-Álvaro, ¿no? Os vi el ayer por la tarde en un banco. Parece que discutíais. ¿Aún no lo ha superado y ahora que has vuelto pretende hacerte daño?
-No, Álvaro no me ha hecho daño.-Miente Aroa.-Además, ¿tú qué hacías? ¿Me espiabas?
-Sé que me mientes, Aroa.-Víctor cierra los ojos y suspira profundamente. Al abrir los ojos, su expresión parece que se ha serenado.-Yo solo pasaba por ahí. No tengo ningún interés en espiarte, tan solo me preocupo por ti.
Se hace un intenso silencio que duele. La distancia entre ellos se ha hecho palpable. ¿Qué les ha sucedido? Aroa traga saliva y baja la mirada, avergonzada.
-Dime una cosa, ¿realmente le querías? Cuando empezaste con él, me refiero.-Víctor aparta la mirada. No sabe si está preparado para escuchar su respuesta. Aroa titubea.
-Sí, claro que le quería. Estaba enamorada de él.-Cada palabra hiere más a Víctor y siente que la decepción le oprime el pecho.
-JODER, JODER, sabía que no tenía que decir nada.-En un arrebato, Víctor alza la voz y se pasea nervioso de un lado al otro de la habitación mientras se maldice entre susurros.-No desde aquel mensaje...
-Espera, espera...¿Qué mensaje?-Aroa le mira ceñuda.
-El mensaje, Aroa.
-No sé de qué me hablas.
-No te hagas la tonta.-Víctor la mira con expresión burlona.
-De verdad, Víctor, no sé de qué mensaje me hablas.-El muchacho suspira profundamente y se da por vencido.
-Aquel día, aquí. Estábamos solos y sonaba esta canción, ¿lo recuerdas?-Aroa aprieta los ojos con fuerza y asiente.-Bien, pues aquella misma noche, te escribí un mensaje al móvil.
-¿Al móvil?.-Aroa no se lo puede creer.-Aquella noche, me dejé el móvil en casa de Álvaro.
Víctor entra en cólera y la adrenalina se apodera de él. Y más al escuchar su nombre. Seguro que aquel cabronazo borró el mensaje. Víctor le dedica a Aroa una mirada llena de furia.
-Víctor, ¿qué decía el mensaje?
-Eso ya no importa.-Susurra con una nota de tristeza mientras se aleja con rabia de la habitación dejándola a ella sola.
Aroa está atónita. ¿Qué diría aquel mensaje? Trata de recomponerse y se pone en pie. Está demasiado confundida. Está a punto de abandonar la habitación cuando no puede evitar fijarse en un pequeño paquete de brillantes envoltorios que descansa sobre una mesilla. Entre los colores puede leerse perfectamente un nombre. Su nombre. Aroa. Sin pensarlo mucho, lo coge. Está frío. ¿Qué será? Le da la vuelta. Hay una nota.

''Esto es para mi eterna enana. Espero que tengas presente que siempre te llevo conmigo y que me alegro de que estés de vuelta.
Víctor.
PD: Para que sepas que nunca se me olvidó que matas por el chocolate con almendras.''

♥♥♥

-Corre, Vero...-Escucha una voz fantasmagórica que la llama.
''¿Dónde estoy?'' Vero mira hacia abajo. Está flotando en el aire. Gira constantemente y le resulta imposible echar a correr. De repente, se desploma. El choque contra el suelo hace que se avive su dolor de cabeza. Se masajea las sienes, se encuentra realmente aturdida.
El suelo está frío y se intenta poner de pie, pero está inmovilizada. A su espalda, Vero escucha un rugido. Gira la cabeza y lo ve. ''¡Dios mío! Un león. Debería salir de aquí.'' Vero intenta correr pero, nuevamente, el esfuerzo es inútil. El león parece estar cada vez más cerca y ella no puede escapar.
Ahora, un destello. ''Y ahora, ¿qué?'' Es Marcos. Se acerca confiado al león. ''Cuidado, Marcos.'' El joven gira la cabeza y le dedica una lenta sonrisa, tranquilo. Vero está impactada. Marcos continúa acercándose al león y comienza a susurrarle algo que ella es incapaz de escuchar. El león se agacha, obediente y Marcos comienza a acariciarle la cabeza. Vero mira la escena sorprendida, mientras se siente cada vez más aturdida por culpa de su oscura y ardiente mirada. Todo es negro. Todo es su mirada. Solo se escucha una voz que pronuncia su nombre. Verónica. Verónica...
Vero abre los ojos lentamente y parpadea, aturdida. ¿Dónde está? Se encuentra en una cama desconocida. Se recompone como puede y mira a su alrededor, embobada. Su mirada se detiene en él. Marcos está sentado observándola con preocupación y esbozando una débil sonrisa torcida.
-¿De qué te ríes?-Suelta Vero orgullosa.
-Me alegro de que hayas despertado, ya me estaba empezando a preocupar, sólo sabías repetir mi nombre una y otra vez.-Cierra los ojos y suelta una pequeña carcajada, divertido.-¿Cómo te encuentras?
Vero siente que el corazón le bombea con violencia y le arden las mejillas, avergonzada. ¿Decía su nombre en sueños? Joder, que vergüenza.
-¿Qué me has hecho, imbécil?-Vero se levanta de la cama en un arrebato y casi vuelve a desplomarse de no ser por Marcos, que ya ha acudido a agarrarla.
-Estabas hablando conmigo y te desmayaste. No tengo interés en hacerte nada, simplemente espero que no hagas esfuerzos. Aún no te encuentras bien.-Vero se analiza. No le duele nada, tan solo se siente agotada y la cabeza le da vueltas. Ahora se fija en Marcos, que lleva una camiseta ajustada que le sienta demasiado bien. Demasiado sexy. Además, aprovechando la proximidad de sus cabezas, podría besarle. No, idiota, no, ahora no pienses en eso, se reprime Vero. De pronto, le lanza un puñetazo en el hombro.
-Eh, ¿por qué lo has hecho?
-No me fío de ti.-Aroa intenta hacerse la difícil y no mirarle a los ojos.
-Ya te he dicho que no tengo interés en hacerte nada.-Vero le mira con rabia. No entiende nada. Este chico puede con ella. En la parada del autobús parecía estar encantado de conocerla y ahora, no tiene ningún interés en ella. No le gusta sentirse rechazada y menos por él.
-Seguro...-Vero suelta mordaz, fijándose en que todavía se encuentra entre sus brazos. Marcos la suelta en seguida.
-Segurísimo. Ahora vengo. Será mejor que te quedes en la cama, aún estás algo mareada.-El joven la obliga a sentarse mientras se dirige hacia la puerta.
-Espera, Marcos. ¿Dónde estoy?
-En mi casa.-Contesta mientras le dedica una rápida sonrisa y sale por la puerta.
Vero se tumba en la cama. No sabe exactamente dónde se encuentra, pero ella está bien y, al fin y al cabo, Marcos no le ha hecho nada malo. Simplemente, atraerla demasiado.


-Aroa.-Lucía la abraza cariñosamente y la escruta.-¿Estás bien? Tienes cara de haber llorado.
-No, estoy bien. Solo algo...sorprendida. Me han pasado demasiadas cosas últimamente. Por cierto, ¿sabes dónde ha ido tu hermano?
-¿Víctor? Le acabo de ver marchándose a todo prisa y no me ha dicho nada. Bueno, parecía enfadado y no tenía pinta de querer hablar con nadie. ¿Ha pasado algo?
-Ven, y te cuento.-Aroa trata de quitar hierro al asunto.-Y tú, ¿qué? Pareces muy feliz. ¿Qué tal anoche?
La mirada de Lucía brilla de felicidad y una sonrisa se dibuja en su cara por si sola al recordarle.
-No sé, será una locura pero...Es posible que esté enamorándome.


Álvaro se coloca sus beats azules y los conecta a su móvil. No quiere escuchar a nadie. Está cansado de sus padres, de sus hermanos y, bueno...luego está ella. Natalia. ¿Qué siente realmente por ella? La pequeña rubia parece que le ha devuelto algo de felicidad tras su ruptura con Aroa. Es preciosa, fuerte y valiente.
Su mente vuela y divaga. Y termina pensando en Aroa. Tal vez ella está dolida por ver cómo besaba a Natalia. Aunque no es posible que aún sienta algo por él. Pero si le dolió, también debería saber lo que él sintió cuando ella se marchó, porque, ¿acaso dejarle sin más era lo mejor para ellos? Él hubiese esperado por ella. Habría sido difícil estar un año separados, pero él hubiese estado echándola de menos todos y cada uno de los días. Por ella hubiese hecho de todo. Porque él sabe que, aunque no debería, aún sigue sintiendo algo por Aroa, que fue lo que le impulsó a besarla de nuevo. Ese maldito beso. A Álvaro le duele pensar que, si no hubiera sido por Natalia, lo hubiese vuelto a intentar con Aroa. Pero sabe que hubiera pasado lo mismo. Ella se hubiera marchado otra vez. Álvaro siente un nudo en la garganta que le impide tragar. Malditas ganas de llorar. Sí, ellas también sabían lo que hubiera sido capaz de hacer por Aroa.
Parece que tiene un mensaje. Es de Natalia. Abre el sobrecito...

Te echo de menos, cielo. Pásate por aquí si quieres. Necesito besarte. Te quiero.

Álvaro sonríe amargamente. No quiere hacerla daño porque no se lo merece. Además, sabe que Natalia sí está enamorada de él. Pero ojalá pudiera sentir por ella lo que siente por Aroa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuéntame infinitos♥