7.10.13

Capítulo 14. Adiós.


-¡Lucía!-Vero pega un chillido cuando la encuentra en el asiento tapándose la cara. Deja las copas en una mesa muy próxima y se sienta en el taburete que se encuentra frente a Lucía.-No te encontraba y me he recorrido el local entero con esto en la mano...-señala las grandes copas con una mueca divertida. De repente, la mira.- ¿Te encuentras bien?
Al ver que Lucía no reacciona, Vero empieza a preocuparse. Pero esta levanta la cabeza. Su expresión es indescifrable.
-Pero, ¿qué ha pasado?-Vero la mira ceñuda.-No se te puede dejar sola, eh...
Lucía se encoje de hombros, sin saber qué decir y suspira profundamente.
-Aitor está aquí.
Vero abre mucho los ojos y mira de un lado a otro con un gesto exagerado.
-¿Dónde?
-Allí...-Señala Lucía con timidez.
Vero sigue la dirección de su dedo y le encuentra solo en la barra. La mirada de Vero brilla de malicia, que tiene in plan.
-Espérame aquí.-Vero esboza una enigmática sonrisa, bebe un sorbo de su copa y se aleja con rapidez.
-Espera, Vero, ¡no! Por favor...-Pero se da cuenta de que es inútil, su amiga ya se ha adentrado entre la multitud y sabe que no puede oírla. Lucía suspira profundamente intentando calmarse y reordenar sus pensamientos. ¿Qué siente? Impotencia de no poder hacer nada. ¿Celos? No, Vero es su amiga pero, ¿cuáles son sus intenciones? Además, hay que reconocer que la chica es despampanante y cualquiera con un par de ojos en la cara se daría cuenta...
Inspira hondo con resignación. Habrá que comprobar si la ocurrencia de Vero funciona.

♥♥♥

Lejos, en casa de Natalia.
Se respira tensión. Álvaro y Natalia no se miran, ni siquiera hablan. El incómodo silencio se mantiene desde que se marcharon del parque. Él está tumbado en la cama. Ella, mira por la ventana con gesto distraído buscando quién sabe qué.
-Dime por qué.-La voz de Álvaro rompe el silencio y Natalia le mira con expresión violenta.
-¿Por qué, qué?-Natalia vuelve a mirar por la ventana con fingida indiferencia.
-Por qué le has mentido. Por qué le dijiste lo del beso. ¿Por qué te inventaste esa mierda, Natalia? ¿No era suficiente ya con esto?
La expresión de Natalia es indescriptible. Le mira y, con total tranquilidad, empieza a hablar. En sus ojos puede verse una sombra de maldad. Parece que está a punto de perder el control.
-¿Suficiente ya con qué? ¿Con estar los dos juntos? YO QUIERO ESTAR CONTIGO.-Natalia paladea cada palabra exageradamente.-A mí ella me da igual que sufra. Ella te dejó y esta es la consecuencia. Y perdona, lo del beso tampoco fue una mentira tan grande.-La voz de Natalia se suaviza y comienza a acercarse a él, zalamera.-O, ¿acaso tú no tenías tantas ganas de besarme como yo a ti cuando Aroa nos presentó? Porque yo...sentí que tú eras para mí y...sé que tú también lo sentiste. ¿A qué sí, Álvaro? ¿Verdad que somos almas gemelas?
La mandíbula de Álvaro se desencaja y la sonrisa de Natalia acaricia la locura. Parpadea un par de veces, sorprendido, intentando procesar la información y decide de una vez. Se pone de pie como un autómata e inspira profundamente, cansado.
-Natalia, yo...no quiero hacerte daño, ¿vale? Pero...
-¿Qué narices estás diciendo? ¿Me vas a dejar?-La voz de Natalia roza la histeria.
-Déjame hablar, por favor.-Álvaro mira al suelo e intenta buscar las palabras adecuadas.-Tienes que saber que no me siento bien habiéndole mentido a Aroa. Más bien, lo hice por ti. Pero no has tomado la decisión correcta. No entiendo por qué la envidias tanto y tampoco entiendo por qué la quieres hacer tanto daño. Ella a ti nunca te ha hecho nada. Ella te quiere, ¿sabes? Lo sé porque la conozco. Y sé que cuando tú le dijiste eso la dolió muchísimo. Más que por el engaño, porque ella siempre había confiado en ti. Pero creo que yo también voy dándome cuenta de muchas cosas.-Álvaro levanta la vista y la posa en la de Natalia, cuya expresión es indescriptible. Le coloca una mano en el hombro y le sonríe con sinceridad.-Te quiero muchísimo Natalia. Tal vez pienses que no, pero yo creía que esto podía haber llegado más lejos. Pero tienes que madurar. No puedes tratar así a las personas que te quieren.
La cara de Natalia es un poema. Sus mejillas inflamadas de vergüenza y sus ojos teñidos de rabia hablan por ella. Abre la boca y escupe cada palabra con una sonrisa de estúpida.
-Fuera de mi casa.
-Ya me voy, estoy recogiendo mis cosas, ¿no lo ves?-Álvaro le enseña sus cosas mientras se las mete en su bolsillo. Repentinamente, Natalia rompe a llorar.
-No, no te vayas. Por favor.-La joven se tapa la cara con las manos y Álvaro le agarra la cara con dulzura. La obliga a mirarla con extrema suavidad y ella se deja hacer. Le aparta las lágrimas y sonríe con ternura. Sus ojos azules la traspasan y ella siente un pinchazo a la altura del pecho. Sabe lo que se avecina.
-Lo siento, Natalia. Esto no podría salir bien así.
-Sí. Tú y yo somos almas gemelas.-Natalia sonríe con paranoia y Álvaro le mira cabeceando con incredulidad.
-Descansa, ¿vale? Seguiremos en contacto.
-¡NO! Yo ya no quiero nada de ti, ¿está claro? Eres un aprovechado que no sabe lo que quiere. Me has estado utilizando para olvidarla a ella, ¿verdad? Es eso. Seguro que es eso...
Álvaro la mira con lástima. Natalia está hablando sola y da vueltas por su habitación una y otra vez.
-Adiós, Natalia.


Aroa duerme profundamente. Es muy temprano para dormir un día de verano, pero se sentía muy agotada. Demasiadas emociones por hoy.
En la oscuridad de la noche, una figura se desliza con habilidad. Es Víctor. Camina con sigilo y mira a Aroa. La luz de la luna se cuela ligeramente y hace que pueda admirarla. Cuando duerme está preciosa. Una sonrisa estúpida acude automáticamente a su cara. Sabe que es demasiado lo que siente por ella. Y, aunque se prometió a sí mismo olvidarla, ha sido imposible. Él sabía que ella no había recibido el mensaje porque le hubiera respondido con lo que sea. Aroa siempre responde.
De repente, el móvil de Aroa vibra levemente y se ilumina. Tiene un mensaje. La tentación supera a Víctor. Coge el aparato con cuidado y mira la pantalla. Es un mensaje de Álvaro. Víctor tiembla de rabia. ¿Qué querrá ahora? ''Lo siento mucho, Aroa, necesito aclarar las cosas'' La idea de borrarlo aparece por su cabeza. Mira a Aroa. No. Él no sería capaz de hacer eso. Se siente demasiado culpable por haber cogido su móvil y sabe que ella necesita leer este mensaje. Es justo que lo lea. Haya pasado lo que haya pasado esa tarde con ellos dos, Aroa necesita esa explicación. Aunque le gustaría habérsela devuelto, esto es un tema que tiene que resolver con él y Aroa no tiene nada que ver. Ella es libre de hacer lo que quiera. Sonríe ante su decisión. Se siente celoso, no puede negarlo, pero intuye que Aroa no volvería con él. Será intuición o será que la conoce, pero sonríe con más ganas al volverla a mirar y se sienta en la cama, junto a ella. Le acaricia la mejilla con extrema dulzura y al rato, Aroa abre los ojos muy despacio.
-¿Víctor?-Susurra Aroa, expandiéndose una sonrisa en su cara adormilada.
-Lo siento. No puedo dormir. Yo también necesito estar cerca de ti.

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