-¡Lucía!-Vero pega un
chillido cuando la encuentra en el asiento tapándose la cara.
Deja las copas en una mesa muy próxima y se sienta en el
taburete que se encuentra frente a Lucía.-No te encontraba y me
he recorrido el local entero con esto en la mano...-señala las
grandes copas con una mueca divertida. De repente, la mira.- ¿Te
encuentras bien?
Al ver que Lucía no reacciona,
Vero empieza a preocuparse. Pero esta levanta la cabeza. Su expresión
es indescifrable.
-Pero, ¿qué ha
pasado?-Vero la mira ceñuda.-No se te puede dejar sola, eh...
Lucía se encoje de hombros, sin saber qué decir y
suspira profundamente.
-Aitor está aquí.
Vero abre mucho los ojos y mira de un
lado a otro con un gesto exagerado.
-¿Dónde?
-Allí...-Señala Lucía
con timidez.
Vero sigue la dirección de su
dedo y le encuentra solo en la barra. La mirada de Vero brilla de malicia, que tiene in plan.
-Espérame aquí.-Vero
esboza una enigmática sonrisa, bebe un sorbo de su copa y se
aleja con rapidez.
-Espera, Vero, ¡no! Por
favor...-Pero se da cuenta de que es inútil, su amiga ya se ha
adentrado entre la multitud y sabe que no puede oírla. Lucía
suspira profundamente intentando calmarse y reordenar sus
pensamientos. ¿Qué siente? Impotencia de no poder hacer
nada. ¿Celos? No, Vero es su amiga pero, ¿cuáles son
sus intenciones? Además, hay que reconocer que la chica es
despampanante y cualquiera con un par de ojos en la cara se daría
cuenta...
Inspira hondo con resignación.
Habrá que comprobar si la ocurrencia de Vero funciona.
♥♥♥
Lejos, en casa de Natalia.
Se respira
tensión. Álvaro y Natalia no se miran, ni siquiera
hablan. El incómodo silencio se mantiene desde que se marcharon del parque. Él
está tumbado en la cama. Ella, mira por la ventana con gesto distraído buscando
quién sabe qué.
-Dime por qué.-La voz de Álvaro rompe el silencio y Natalia le mira con expresión violenta.
-¿Por qué, qué?-Natalia
vuelve a mirar por la ventana con fingida indiferencia.
-Por qué le has mentido. Por qué
le dijiste lo del beso. ¿Por qué te inventaste esa
mierda, Natalia? ¿No era suficiente ya con esto?
La expresión de Natalia es
indescriptible. Le mira y, con total tranquilidad, empieza a hablar. En sus ojos puede verse una sombra de maldad. Parece que está a punto de perder el control.
-¿Suficiente ya con qué?
¿Con estar los dos juntos? YO QUIERO ESTAR CONTIGO.-Natalia
paladea cada palabra exageradamente.-A mí ella me da igual
que sufra. Ella te dejó y esta es la consecuencia. Y perdona,
lo del beso tampoco fue una mentira tan grande.-La voz de Natalia se
suaviza y comienza a acercarse a él, zalamera.-O, ¿acaso
tú no tenías tantas ganas de besarme como yo a ti
cuando Aroa nos presentó? Porque yo...sentí que tú
eras para mí y...sé que tú también lo
sentiste. ¿A qué sí, Álvaro? ¿Verdad que somos almas gemelas?
La mandíbula de Álvaro se
desencaja y la sonrisa de Natalia acaricia la locura. Parpadea un par
de veces, sorprendido, intentando procesar la información y decide de una
vez. Se pone de pie como un autómata e inspira profundamente, cansado.
-Natalia, yo...no quiero hacerte daño,
¿vale? Pero...
-¿Qué narices estás
diciendo? ¿Me vas a dejar?-La voz de Natalia roza la histeria.
-Déjame hablar, por
favor.-Álvaro mira al suelo e intenta buscar las palabras
adecuadas.-Tienes que saber que no me siento bien habiéndole mentido
a Aroa. Más bien, lo hice por ti. Pero no has tomado la
decisión correcta. No entiendo por qué la envidias
tanto y tampoco entiendo por qué la quieres hacer tanto daño.
Ella a ti nunca te ha hecho nada. Ella te quiere, ¿sabes? Lo
sé porque la conozco. Y sé que cuando tú le
dijiste eso la dolió muchísimo. Más que por el
engaño, porque ella siempre había confiado en ti. Pero
creo que yo también voy dándome cuenta de muchas
cosas.-Álvaro levanta la vista y la posa en la de Natalia,
cuya expresión es indescriptible. Le coloca una mano en el
hombro y le sonríe con sinceridad.-Te quiero muchísimo
Natalia. Tal vez pienses que no, pero yo creía que esto podía
haber llegado más lejos. Pero tienes que madurar. No puedes
tratar así a las personas que te quieren.
La cara de Natalia es un poema. Sus
mejillas inflamadas de vergüenza y sus ojos teñidos de
rabia hablan por ella. Abre la boca y escupe cada palabra con una sonrisa de estúpida.
-Fuera de mi casa.
-Ya me voy, estoy recogiendo mis cosas,
¿no lo ves?-Álvaro le enseña sus cosas mientras se las
mete en su bolsillo. Repentinamente, Natalia rompe a llorar.
-No, no te vayas. Por favor.-La joven se
tapa la cara con las manos y Álvaro le agarra la cara con
dulzura. La obliga a mirarla con extrema suavidad y ella se deja hacer. Le aparta las lágrimas y sonríe con ternura.
Sus ojos azules la traspasan y ella siente un pinchazo a la altura del pecho. Sabe lo que se avecina.
-Lo siento, Natalia. Esto no podría
salir bien así.
-Sí. Tú y yo somos almas
gemelas.-Natalia sonríe con paranoia y Álvaro le mira
cabeceando con incredulidad.
-Descansa, ¿vale? Seguiremos en
contacto.
-¡NO! Yo ya no quiero nada de ti,
¿está claro? Eres un aprovechado que no sabe lo que
quiere. Me has estado utilizando para olvidarla a ella, ¿verdad?
Es eso. Seguro que es eso...
Álvaro la mira con lástima. Natalia está
hablando sola y da vueltas por su habitación una y otra vez.
-Adiós, Natalia.
♥♥♥
Aroa duerme profundamente. Es muy
temprano para dormir un día de verano, pero se sentía
muy agotada. Demasiadas emociones por hoy.
En la oscuridad de la noche, una figura
se desliza con habilidad. Es Víctor. Camina con sigilo y mira
a Aroa. La luz de la luna se cuela ligeramente y hace que pueda
admirarla. Cuando duerme está preciosa. Una sonrisa estúpida acude automáticamente a su cara. Sabe que es demasiado lo que siente por ella. Y, aunque se prometió
a sí mismo olvidarla, ha sido imposible. Él sabía
que ella no había recibido el mensaje porque le hubiera
respondido con lo que sea. Aroa siempre responde.
De repente, el móvil de Aroa
vibra levemente y se ilumina. Tiene un mensaje. La tentación
supera a Víctor. Coge el aparato con cuidado y mira la
pantalla. Es un mensaje de Álvaro. Víctor tiembla de
rabia. ¿Qué querrá ahora? ''Lo siento mucho,
Aroa, necesito aclarar las cosas'' La idea de borrarlo aparece por
su cabeza. Mira a Aroa. No. Él no sería capaz de hacer eso.
Se siente demasiado culpable por haber cogido su móvil y sabe
que ella necesita leer este mensaje. Es justo que lo lea. Haya pasado
lo que haya pasado esa tarde con ellos dos, Aroa necesita esa
explicación. Aunque le gustaría habérsela
devuelto, esto es un tema que tiene que resolver con él y Aroa
no tiene nada que ver. Ella es libre de hacer lo que quiera. Sonríe
ante su decisión. Se siente celoso, no puede negarlo, pero
intuye que Aroa no volvería con él. Será
intuición o será que la conoce, pero sonríe con
más ganas al volverla a mirar y se sienta en la cama, junto a
ella. Le acaricia la mejilla con extrema dulzura y al rato, Aroa abre
los ojos muy despacio.
-¿Víctor?-Susurra Aroa,
expandiéndose una sonrisa en su cara adormilada.
-Lo siento. No puedo dormir. Yo también
necesito estar cerca de ti.
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