La música no deja de aturdir a
Aitor, que no duda en dar otro sorbo a su copa, abrumado. Hoy
se está pasando, pero cuando te falta lo más
importante, da igual todo.
-¿Aitor?-Vero se planta a su
lado con una sonrisa estúpida pintada en la cara.
El joven frunce el ceño y la
mira detenidamente, con expresión confusa.
-Perdona, pero, ¿nos conocemos de algo?-Su voz suena ronca y parece un tanto cansado. Vero se da
cuenta de eso y sonríe mentalmente. Tiene un buen plan.
Comienza a contonearse suavemente al ritmo de la música,
provocativa.
-No creo que eso importe mucho,
¿no?-Aitor le mira con expresión incrédula. No
entiende a qué viene su descaro. Vero le dedica una mirada que
brilla de malicia y cambia rápidamente de tema antes de que él
pueda objetar algo.-Necesito que me hagas un favor.
Aitor alza las cejas y suelta una
pequeña carcajada, sin percatarse de su sensual movimiento.
-Hoy no tengo un buen día,
chica.
Vero parpadea un par de veces e,
inmediatamente, pone cara de niña buena. Y repentinamente, se
acerca demasiado a él. Tanto, que sus cuerpos se rozan. Y, con
excesiva dulzura, le susurra...
-Vaya, yo pensaba que querrías
bailar conmigo...
Aitor se aparta sobresaltado y aparta
la mirada con brusquedad. A Vero le sorprende esto porque, cualquier
tío hubiese babeado por el pronunciado escote que lucía.
-¿Tienes novia, o qué te
pasa? -Vero simula un tono bastante dolido del que Aitor parece
percatarse esta vez. El joven cierra los ojos y suspira
profundamente. Al abrirlos, su expresión se ha serenado un
tanto.
-Mira, pareces buena chica pero...yo no
soy para ti, ¿vale?-Aitor aparta la mirada de sus ojos y se
centra en su copa, que la acaricia distraído con las yemas de
los dedos.
-¿Hay otra?-Vero suelta con
descaro y expresión inocente. El joven le mira, algo irritado.
-Mira, no te importa, pero sí,
hay otra, o por lo menos lo había...
-Y, entonces...¿qué pasó?
Aitor le mira directamente a los ojos
esbozando una triste sonrisa de lado. No tiene la menor idea de lo que
está haciendo, parece haber perdido el autocontrol. Tras un
largo silencio, suelta un largo suspiro y agacha la vista.
-Un cabrón la mintió. Le
dijo que lo nuestro no era más que una apuesta y ella le
creyó.
-Vaya.-Vero le mira simulando tristeza
y chasquea la lengua, metida totalmente en el papel.-Entonces, ¿el
tipo ese mentía de verdad?
-De verdad.-Aitor se masajea las
sienes, la cabeza le va a explotar. Esboza una sonrisa estúpida.-No
sé qué hago contándote esto. Ni siquiera te
conozco...
-Pero tú...¿La sigues
queriendo?-Vero le interrumpe bruscamente y Aitor ladea la cabeza,
exhasperado. Nada. Contra ella no se puede. Vero es así. Se da
por vencido, al fin y al cabo, ¿quién es esta chica? Nadie
importante...
-Estoy enamorado de ella desde que la
conocí. Y no creo que eso vaya a cambiar fácilmente.
Y, diciendo esto, Aitor bebe un largo
trago de su copa, no tiene nada más que añadir.
-¿Por qué no lo sigues
intentando? A lo mejor ella también quiere seguir contigo.
-No responde a mis llamadas, ni a mis
mensajes.
Vero ladea la cabeza y le examina
atentamente. Su expresión, perdida en el cristal de su copa,
irradia preocupación y desesperación al mismo tiempo.
La joven esboza una cálida sonrisa y le apoya una mano en el
hombro. La conversación ha terminado y ella sabe todo lo que
tenía que saber. Él realmente quiere a Lucía,
tal y como sospechaba. Su instinto nunca le falla.
-Creo que deberías seguir
insistiendo. Apostaría lo que sea a que ella estaría
dispuesta a escucharte. Bueno, yo me marcho. Buenas noches.-Vero
agarra la copa de Aitor con descaro y pega un sorbo.-Por cierto, soy
Vero, amiga de Lucía, encantada.-Y, con una sonrisa que
alcanza la locura, se aleja rápidamente de allí.
-¿Qué? Espera...-Aitor
intenta atraparla, pero es imposible, ella ya se ha perdido entre la
gente.
Vero mira de un lado hacia otro, un
tanto desorientada. ¿Dónde está Lucía? La
mesa donde ella se encontraba está vacía y tampoco está
alrededor.
Suspira profundamente y decide que ya
es hora de marcharse, porque algo le dice que Lucía ya no está
allí.
♥♥♥
El despertador suena y Lucía
abre los ojos al acto. Apaga el aparato y se levanta con parsimonia.
Bosteza y se frota los ojos con los nudillos. Vaya nochecita. La
cabeza le sigue doliendo con insistencia y se recuerda tomarse una
pastilla antes de salir de casa.
Cuando consigue desperezarse por completo, coge lo
que necesita y se marcha a la ducha. Por el camino, se da cuenta de
que en la habitación de su hermano no hay nadie y la de Aroa
está cerrada. Sonríe maliciosamente. Lo de estos dos se
veía venir.
Ya en el baño, se desnuda
lentamente y se mete en la ducha, pensativa. Anoche se comportó
como una cobarde. Quizás se tenía que haber quedado
para comprobar qué fue exactamente a hacer Vero. Pero cada vez
se estaba poniendo más nerviosa y no pudo aguantar la
situación.
El chorro de agua helada le cae como
una cascada sobre su cabeza y ella se estremece. No por el impacto,
sino por él. Hoy le va a ver. Suspira profundamente y se
replantea su decisión de ir. Pero sabe que tiene que hacerlo porque es un asunto
importante. El polideportivo donde practica tenis hace una
celebración de fin de verano y ella prometió que
acudiría.
Lucía vuelve a suspirar mientras
se enjabona con energía. Claro, ella no pensó que le
ocurrirían tantas cosas.
♥♥♥
Suaves y cálidos rayos de luz se
cuelan por la ventana de Aroa, que abre los ojos despacio y se estira
como un gato. Mira a su alrededor y enrojece al instante. Víctor
está dormido a su lado. Su expresión es dulce y
tranquila y Aroa no puede evitar mirarle encandilada mientras una
sonrisita estúpida se extiende en su cara.
Repentinamente, recuerda lo sucedido
durante la noche y se muerde al labio a la par que le invade una
felicidad desconocida desde hace mucho tiempo. Y así permanece
una eternidad preciosa, observándole cada facción de su
rostro, como si quisiera aprendérselo de memoria hasta que
Víctor comienza a abrir los ojos poco a poco. La sonrisa de
Aroa se ensancha y Víctor se la devuelve, como un acto
reflejo.
-Buenos días, pequeña.-La
voz de Víctor, ronca y grave se le antoja muy sexy a Aroa, que
le responde con una sonrisa (si se puede), aún más amplia.-¿Cómo
has dormido?
-¿Tú qué
crees?-Aroa se acerca a él divertida y Víctor le roba un beso. Él se mueve despacio y ella no puede evitar sonreír ante la deliciosa sensación cálida que le producen sus labios.
El joven se aparta, se recompone apoyándose
en sus codos y la observa con detenimiento. Aroa es incapaz de ver ni rastro de la dulzura que poseía antes su mirada y cree ver una sombra
de temor, cosa que le preocupa al instante.
-¿Te sucede algo?
-¿Te sucede algo?
La expresión de Víctor se
resquebraja en un segundo y su mirada se tiñe de absoluto pánico.
-Bueno, creo que después de una
noche de buenos besos toca hablar, ¿no?
La sonrisa de Aroa se tuerce y asiente
lentamente. La felicidad parece haberse disipado por completo para hacerle un
hueco al miedo.
♥♥♥
Vero se levanta de un salto, enérgica.
Se mira al espejo una vez más para comprobar que todo está
en su sitio y sonríe con confianza. Se ha arreglado para quedar con Marcos. Le dijo que sus padres no estarían en casa
en todo el día y que le iba a preparar una comida especial.
Vero siente un cosquilleo en su interior y sonríe, atontada
ante la simple idea de verle.
Distraída, enciende el móvil
y comprueba, con la respiración entrecortada, que tiene un
mensaje de Marcos.
“Me he levantado con 40 de fiebre.
Siento muchísimo que lo de hoy no pueda ser, tenía
muchas ganas de verte. Un beso, luego te llamo.”
Vero lo relee una y otra vez y continúa
sin creerlo. No puede ser. Se queda petrificada sin saber bien qué
hacer. En menos de un segundo, sonríe ante la idea que acaba
de tener.
Ya que está preparada irá
a verle sí o sí. Será una sorpresa.
Pero, ¿para
quién? ¿Para Marcos o para ella?
wau! me encanto este capitulo, me degastes con la intriga, quiero leer otro enseguida jiji un besazo señorita imaginación caducada♥
ResponderEliminarMuchísimas gracias, mañana mismo lo tienes. Muchos besos, cielo <3
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