26.8.13

Capítulo 8. Una canción, un recuerdo.





Aroa entra en aquella habitación de la mano de Víctor. Su habitación. Cuántos recuerdos almacenados allí. Y aquella canción que él acaba de poner...
Pasado. Demasiado tiempo atrás. Ellos solos en aquella habitación.Antes eran tan amigos. Se contaban todo. Aroa confiaba en él y Víctor en ella. Y, sobre todo, se reían juntos. Pero la marcha de Aroa y otras cosas más, dificultaron que su amistad siguiera adelante...
Aquel día, ambos estaban tirados en la cama, escuchando música a todo volumen.
-Mira, Aroa. Esta me gusta mucho. Me recuerda a ti. -Y cambia de canción. War.
Ambos callan. Solo canta Jay Sean. Sólo se escuchan sus frases... ¿Él conoce como yo aquellas pequeñas cosas? ¿Será él capaz de luchar por ti?, ¿de matar por ti? Esto es más que un juego en el que somos como soldados en una batalla que él no va a dejar y yo no pienso abandonar...
Aroa siente que el corazón le sube a la garganta. ¿Será una indirecta? Lleva menos de una semana saliendo con Álvaro y él dice que esto le recuerda a ella. ¿Qué querría decir? ¿Que piensa luchar por ella? ¿Acaso ella quiere que lo haga? Nunca lo había pensado. Él siempre había sido su Víctor. Su mejor amigo. Al que le confesaba todo. Con el que nunca había habido una sola mentira...
Víctor y ella. De solo pensarlo le hace gracia. Nunca podría imaginarlo. Pero...¿Acaso él siente algo por ella? Eso sí que es imposible. De pronto, la mano de Víctor se encuentra con la suya por accidente. Aroa se sonroja sin querer y aparta la mano, nerviosa. La canción acaba. Víctor se levanta y apaga el Ipod. Mira a Aroa y le dedica una lenta y sensual sonrisa.
-¿Y bien? ¿Te ha gustado?
Aroa le mira y suspira profundamente. Está realmente confundida. ¿Qué siente hacia este chico? ¿Es amistad o algo más que ella no se atreve a admitir?
-Me ha encantado.-Aroa se pone de pie.- Deja que yo te enseñe una.
Aroa se acerca al Ipod. Víctor se coloca tras ella. Aroa puede sentir el contacto de su pecho en su espalda. Su respiración tranquila. Su aliento revolviendo su pelo. Sus pulsaciones se descontrolan debido a esa sensación enloquecedora. Oye una risa. Su risa. Y la sangre le bombea violentamente por todo el cuerpo.
-Todavía me toca a mí.-Suena increíblemente sexy y eso descoloca aún más a Aroa.
-¿Qué haces aquí, tan cerca?-Consigue balbucear Aroa.
-Deberías saber que me gusta estar cerca de ti.-Su voz acaricia su piel y Aroa se estremece. Víctor le quita con suavidad el aparato de las manos y la gira con extrema dulzura. Aroa está inmóvil. Tiene los sentidos desconectados. Sus miradas se encuentran y Aroa puede ver el deseo en sus ojos castaños. Víctor se acerca a ella. Le aparta un mechón con delicadeza y ella arde con el contacto de su piel. Con una mano la agarra de la cintura y la estrecha más a él y,con la otra, juguetea con su pelo. Suavemente, roza con su nariz su oreja y le deja un reguero de besos por su hombro. Después, mordisquea el lóbulo de su oreja y tira de él con dulzura. Es una sensación devastadora y Aroa siente un escalofrío. Víctor le dedica una mirada que brilla de deseo y se aproxima cada vez más a ella. A sus labios. Aroa siente que su corazón late frenéticamente y lo único que quiere es gritar. No puede besarle. Ella está con Álvaro y no haría algo así. De repente, la puerta del cuarto se abre. Ambos se separan rápidamente. Es la madre de Víctor.
Presente. Aroa recuerda ese momento a la perfección. Y piensa...¿Qué hubiera pasado si su madre no les hubiera interrumpido? ¿Se hubiera dejado besar? ¿O se habría apartado? Y pensar que, después de ese momento, no volvieron a hablar del tema y nunca volvió a intentarla besar. Además, recuerda que algunas semanas más tarde, Víctor comenzó a salir con otra chica. Y Aroa y él mantuvieron la misma amistad de siempre. Quizás debería haberse replanteado estar con él. 
Entonces, ¿cuáles eran sus sentimientos? ¿y por qué no se había apartado antes de que todo hubiera llegado tan lejos? ¿Por qué? Aroa se siente culpable de que todo haya pasado y ya sea demasiado tarde para replantearse sus sentimientos. Quizá con él no hubiera sufrido tanto, se recuerda amargamente. 
Víctor la mira con expresión divertida y le dedica una sonrisa tan irresistible como siempre. Aroa siente un cosquilleo y se desarma. ¿Qué querrá Víctor?


 

-Vale, vale, me has ganado.
Aitor la dedica una mirada divertida y la sonríe, travieso. Lucía siente una presión enorme en el pecho y sonríe, satisfecha. Hablando inglés no le gana nadie.
-Ha sido fácil.-Se encoje de hombros y cierra los ojos.
-Vale, ahora tu recompensa, ¿qué quieres, señorita?
Lucía piensa. Y sonríe. Es un chico especial. La cuida y se divierte con ella y, además, se lo está pasando genial a su lado y no quiere que la tarde se termine.
-La verdad es que tengo algo de hambre.
-Muy bien, pues comeremos algo.-Aitor le dedica una preciosa sonrisa y le ofrece su mano. Lucía la coge sin pensarlo y se van de allí tranquilamente, como una pareja normal que disfrutan de estar  juntos.
El resto del tiempo se pasa rápido, entre tortitas con nata, miradas y cómplices sonrisas. Aitor y ella no paran de hablar. Se sienten cómodos el uno con el otro y se nota. Se divierten conociéndose y la atracción que sienten se hace cada vez más grande.
-Ya es tarde. Será mejor que te lleve a casa.-Aitor mira su reloj de muñeca y toma la mano de Lucía.
El viaje de vuelta se ha hecho cortísimo. Ya están en casa de Lucía.
-Bueno, aquí estamos.-Lucía le mira con cierta tristeza. ¿No quiere marcharse? No, no quiere dejarle ir.
Aitor le dedica una mirada ardiente y esboza una débil sonrisa. De pronto, la agarra y la atrae hacia sí, colocando las manos en su cintura. Aitor se acerca a su oreja. Su labio roza con su lóbulo y Lucía siente un cosquilleo por todo el cuerpo.
-¿Sabe usted que me descontrola?-Aitor susurra con dulzura extrema y hace que Lucía se derrita. La mano de Víctor recorre con suavidad su espalda y llega hasta su mandíbula. La roza y la agarra con dulzura, hasta levantarle la cabeza. Sus miradas se encuentran. Sus corazones laten frenéticos, enloquecidos. Y, cuando ella menos se lo espera, sus labios se rozan y el deseo se aviva. Y se besan. Con dulzura. Apasionados desconocidos. Víctor se mueve sobre su boca y Lucía se queda atónita. Puede sentir su sonrisa en sus labios e impide que se aleje de ella. Lo atrae y le vuelve a besar. Sus besos la desatan, la encienden y actúan como una droga. Unos segundos después, sus cabezas se separan. Ella suelta un suspiro de satisfacción y él sonríe con timidez.
-Gracias por esta noche tan perfecta, Lucía.
Y diciendo eso, se aleja, con una sonrisa en los labios.Lucía flota y siente que puede acariciar las nubes con la punta de los dedos. ¿Ha sido todo real?
-Espera, Lucía.-De nuevo su voz. Ella se gira y una sonrisa se expande por su cara al volverle a ver.-¿Me das tu número? No puedo dejar que intentes escaparte otra vez.
Lucía sonríe ampliamente. Suelta una carcajada y le mira. Ignora las ganas de besarle y trata de concentrarse. Y esa misma noche, ya tiene un mensaje suyo. 

 Buenas noches, Lucía. ¿Sabes qué? Eres preciosa. Descansa y sueña conmigo ;) 

Sí, todo ha sido real.


-¿No crees que deberías tener más cuidado? Eres torpe, ¿eh?-El chico de ojos oscuros mira a Vero divertido. Ella está atónita, ¿de qué va diciéndola eso?
-Creo que el torpe eres tú. Te has colocado en mi camino.-Vero contesta orgullosa, con las mejillas ardiendo. Le tiemblan piernas y no se siente nada bien.
El chico se encoje de hombros y le dedica una débil sonrisa.
-Como quieras.-Contesta rápido y audaz.-Me llamo Marcos, ¿y tú?.-El chico le tiende la mano y Vero le mira, con orgullo.
-¿Y a ti qué más te da?-Vero le suelta alzando la voz. Le sienta mal que la den la razón como a los tontos y que piensen que es idiota.
-Qué lástima, Verónica. Me hubiera encantado conocerte.-Marcos paladea su nombre completo y le mira con expresión pícara.
Vero no da más de sí. Le mira boquiabierta. Le gustaría pegarle una bofetada, pero se encuentra realmente mal. Unas ganas de vomitar comienzan a asentarse en su estómago y el dolor de cabeza le martillea las sienes. Además, la intensa y oscura mirada de Marcos la absorbe por completo y se siente débil y diminuta frente a él. Su corazón late locamente y sus mejillas arden con rabia.
-¿Cómo...cómo sabes mi...nombre?.-Cuando consigue recuperar las capacidades cognitivas, articula unas palabras con torpeza.
Marcos la mira con expresión divertido. Sí,  parece que le divierte verla así. Débil, incapaz de defenderse. Y eso a Vero le saca más de sus casillas.
-Lo vi en tu abono. Siento si te ha molestado.
-No...pasa...nada...-Las piernas de Vero fallan y siente desplomarse por completo. Todo a su alrededor es negro. ¿Qué no pasa nada? ¿Cómo que no? Sí pasa. Pasa que odio que mi estado de ánimo dependa de un chico desconocido que rompe todos mis esquemas. 
Y tras este pensamiento, más oscuridad.

3 comentarios:

  1. wau,me encanta sigue escribiendo por favor,me tienes super enganchada a la novela!!! FELICIDADES!! un besazo♥♥

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  2. Muchas gracias, seguiré escribiendo. Me alegro de que te guste. Un beso infinito <3

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  3. otro beso infinito para ti guapísima♥♥

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