Vero sonríe. Otra vez. Y vuelve
a releer la última conversación que tuvo con él.
Se siente estúpida y eso le preocupa. Nunca antes se había
sentido así con nadie. ¿Qué tiene este chico que
le hace tan especial? Y pensar que todo comenzó tras el beso
que ella misma le robó cuando él le acompañó
a su casa. Vero ya no soportaba más sentirse rechazada por él
y se lanzó a besarle. Y el, se dejó besar,
naturalmente. Lo recuerda perfectamente.
-¿Es esta tu casa?
Vero intentó responderle justo
cuando estaba dando unos pasos, antes de tropezarse. Marcos,
asustado, la agarró de la cintura con firmeza para evitar que
se diera de bruces contra el suelo.
-Parece que te estoy llevando a casa
tras una borrachera. Si yo tenía razón cuando te dije
que eras torpe, ¿eh?-Vero le fulminó con la mirada y
Marcos no consiguió reprimir una sonrisa divertida que se
apoderaba de sus labios. Sonrisa que luego se transformó en
risotada e hizo que Vero no pudiera evitar soltar una carcajada
también y se tragara el orgullo. Y como dos estúpidos,
comenzaron a reíse cada vez más alto. Al fin, Vero
sonrió y le miró a sus ojos oscuros. Y entonces, pasó.
Marcos comenzó a acariciarle la cintura hasta llegar a
juguetear con su pelo. Y ella se derritió. Y él comenzó
a besarle las mejillas.
-¿No decías que no
querías nada conmigo?-Pregunta Vero, en pie de guerra.
-No mientras estuvieras inconsciente,
aclaro.-Marcos susurra sonriente y se acerca a ella. Y Vero le besa,
sin esperar su reacción. La sensación le recorrió
el cuerpo entero. Y él se sentía inmóvil,
atontado ante la espontaneidad de Vero. Ella es absolutamente
cautivadora y Marcos ya se había fijado desde que la vio en
aquella parada.
Presente. ¿Y ahora que ha
conseguido lo que quería? ¿Qué hacer? Ya está
con Marcos y es feliz. La trata bien y ella se siente a gusto con él.
Entonces, ¿cuál es el problema?
El problema en sí es estar
enamorada, piensa Vero. Y por idiota, voy a pasarlo mal...
Como todos los idiotas que se
enamoran...
♥♥♥
Aitor espera contra una pared y,
distraído, tamborilea el pie. Al fin Lucía ha
conseguido llegar. Su cara es un poema. El maquillaje se ha deslizado
hasta sus mejillas, donde se ha formado un remolino de color negro y
sus ojos azules parecen descoloridos, teñidos de tristeza. En
cuanto Aitor la ve, se acerca a ella corriendo.
-¿Qué te pasa? ¿Estás
bien? ¿Por qué no respondiste a mis llamadas? Estaba
preocupado...-Lucía agacha la cabeza y, cuando sus ojos se
encuentran, él se descompone. Su expresión angustiada
ablanda a Aitor. ¿Qué la sucede?
-Eres un desgraciado.-Susurra Lucía.
Y, poco a poco, va alzando la voz hasta perder el
control.-Preocuparte por mí hoy es importante, ¿verdad?
Tu puto último día de apuesta. ¿Te ha resultado
fácil, capullo? Yo, porque soy idiota y confío en
desconocidos...
-Lucía, ¿de qué
hablas?-Suena muy cariñoso.
Aitor se acerca con cautela e
intenta calmarla con extrema suavidad. Ella se aparta con violencia.
-Ni se te ocurra tocarme, pedazo de
capullo. Ni hoy ni en tu vida. Ahora vete con otra que te lo ponga
igual de fácil, pero yo ya no soy tu estúpida. Porque
sabía que no podía confiar en ti. Tu puta apuesta tenía
que joderlo todo.-Lucía sigue sollozando y se limpia las
lágrimas con la mano, desconsolada.
-¿Qué apuesta?-La
expresión de Aitor es indescriptible. Su cara está
descompuesta y está totalmente desconcertado.-Cálmate,
por favor.
-Yo no pierdo más mi tiempo
contigo, idiota.-Lucía le mira a los ojos y escupe cada
palabra con odio. Se gira con rapidez y hace un intento de marcharse.
Aitor la atrapa por la cintura y ella se gira con rudeza. De
inmediato, le pega una bofetada que él no espera y ella
consigue marcharse lejos.
De él, de su engaño y de
su inocencia por haberse enamorado de un desconocido. De lo que no
consigue escapar es del dolor que se muestra en cada lágrima
que arde en sus mejillas...
♥♥♥
Aroa está llegando al parque
donde supuestamente está Natalia. Camina ligera e intenta
llegar lo antes posible. Está preocupada por ella. ¿Qué le habrá pasa
pasado? ¿Le habrá hecho algo Álvaro? ¿Querrá
vengarse de Natalia por haberle dejado? Aroa sacude la cabeza debido al
rumbo de su pensamiento. En seguida la visualiza. Está sentada
en un banco y parece que ha dejado de llorar. Aroa frunce el ceño
y se acerca a ella con cautela.
-¿Natalia?-Aroa susurra,
extrañada.
La joven le mira y sonríe, con
una nota de malicia en sus ojos oscuros.
-Ven, Aroa.-Le dice invitándola
a sentarse al lado de ella.
-¿Estás bien? ¿Te
ha hecho algo Álvaro?-Suelta Aroa sin rodeos mientras se
dirige a sentarse.
-Oh, Aroa.-Natalia suelta una carcajada
irónica y Aroa la mira con curiosidad.-Si supieras lo bien que
estoy...
-Pero, antes, por teléfono...-Aroa
la mira ceñuda.
-No, tranquila, cielo. Estaba así
para que vinieras con rapidez. No me gusta perder el tiempo,
¿sabes?-Natalia la mira sonriendo con maldad.
-¿De qué coño vas?
¿Qué te ha hecho, Natalia?-Aroa chasquea la lengua y la
sonrisa de Natalia roza la paranoia.
-A mí no me ha hecho nada. Es a
ti a la que te tiene como una estúpida detrás de él.
Porque sé perfectamente que sigues enamorada. Pero no le
busques, porque te las tendrás que ver conmigo, Aroa.
-Espera, espera. ¿Te crees que
aún me gusta Álvaro? Estás demasiado equivocada,
Natalia. Por mí, te lo quedas tú. Yo no quiero nada con
él, ya ves tú.
Natalia suelta otra risotada y prosigue
con su discurso.
-¿Sabes? Una ya se cansa de ser
siempre la segundona. La fea, la rara. A la que nadie presta atención
porque es muy tímida, porque nunca sonríe ni habla de
nada. Yo ya me cansé de aguantarte a ti cerca de Álvaro.
De que tuvieras que estar con el único que me prestaba
atención y parecía importarle. Y claro, estuve
demasiado tiempo ocultando lo que sentía por ti. Por los dos.
Porque la niña estúpida no quería estorbar a la
parejita perfecta...
-Natalia, yo...
-AHORA CÁLLATE.-Natalia grita y
Aroa le mira desquiciada.-Estaba cansada de no hacer nada. Hasta que
un día Álvaro me besó. Él aún
estaba contigo.-Aroa la mira congelada y siente que arde de rabia.
¿Álvaro la engañó?-Simplemente te lo digo
para que no pienses que él siempre ha estado a tu disposición.
Si acaso, tú has sido su juguetito.
Aroa se levanta del banco como una autómata. Pretende
marcharse sin más, pero Natalia se levanta con ella y la
detiene, sujetándola la muñeca. De pronto, Aroa se gira
y la empuja con violencia.
-Eres una envidiosa, Natalia. Te jode
que nunca te haya querido a ti y ahora vienes a inventarte esa
historia...-Aroa la mira con repulsión y arruga la nariz.-Me
das asco.
A lo lejos, Álvaro viene
corriendo. El que faltaba...
-Eh, Aroa. ¿De qué vas?
Te he visto empujándola.
Natalia se levanta con rapidez y se
cuelga de su brazo. Cambia la voz y hasta parece que empieza a
llorar.
-Si, cielo. Cuéntale. Dile que
es verdad que me besaste mientras tú aún estabas con
ella.
Aroa se siente pequeña,
vulnerable ante sus palabras que actúan hiriéndola
aunque ella lo evite. ¿A qué viene revolver su pasado?
La expresión de Aroa es indescriptible y su interior está
hecho añicos, destrozada milímetro a milímetro.
Arrollada, adolorida y rematada. No se podía pasar tantos
malos ratos seguidos. Aroa traga saliva y suspira hondo. Tendrá
que salir de allí evitando llorar.
Es el primer capítulo que leo, creo que va evolucionando bien. sigue asi.
ResponderEliminarMuchísimas gracias a ambos. Un besazo infinito <3
ResponderEliminar